sábado, 26 de febrero de 2011

Nadie Inquietò Màs en Villa Ballester!


Proyección gratuita en la Biblioteca Popular Bernardino Rivadavia.

13 de marzo - 20:00 hs. Calle Roca 3155. Villa Ballester.

Invita Germàn Baudino "El cuenta historias"
http://www.gelcuentahistorias.blogspot.com/rias"

miércoles, 2 de febrero de 2011

Mitologías: Nadie Inquietó Más, Narciso Ibáñez Menta


Por Emiliano Basile

Gustavo Leonel Mendoza se centra en el artista Narciso Ibáñez Menta para construir y agigantar su mito. Hay una decisión fuerte al dejar de lado la estructura de biopic y contar su vida a través de su obra, aquella que pudo convertirlo en quien fue.

El realizador no escatima elogios ni se cuestiona la dimensión histórica que envuelve al mito sobre el personaje. Él construye el documental desde el más sincero de los fanatismos. Es por eso que la imagen del terror es encerrada, sacralizada y alimentada plano a plano. Éste es seguramente el documental que a Narciso Ibáñez Menta persona le hubiera gustado ver, aquel que se olvida del ser humano terrenal detrás del mito. O en todo caso, aquel ser humano detrás del mito enriqueciéndolo, fomentándolo, completándolo.

Mendoza no es un manipulador, cree realmente en el mito “Ibáñez Menta”. El realizador abre su película con la voz del mito, adueñándose de la oscuridad que es el cine, del misterio que depara la no revelación de imagen alguna. Es el hipnotismo de Narciso por sobre el espectador, es la voz del miedo que supo enfundar con su solo timbre de voz. Al construir el mito, Narciso mismo asoció su figura y su voz al miedo que pretendió transmitir. Mendoza con su film se abala de ello para acrecentar el mito. Por tal motivo divide su película en tres partes o episodios.

El primero dedicado a Narcisín, relata cómo el niño se convirtió en monstruo, o cómo Narciso Ibáñez Menta deja la ternura para dedicarse de lleno, de aquí en más, a aterrorizar.

El segundo es sobre las posibilidades de caracterización que le brindó a Ibáñez Menta el maquillaje. Él fue un virtuoso del mismo y un creativo extraordinario para dejar de ser quien era y tomar la forma de la criatura que estaba creando.

Y el tercero está dedicado a su obra, sus películas, programas, obras de teatro, todo lo que define a un artista desde su grandeza, desde su conocimiento pleno de la materia que dicta, de la creación que supo ser, del mito que quiso –y logró- construir.

Ibáñez Menta, sigue muchos de los itinerarios del héroe: de origen extranjero; poseedor de un rasgo distintivo como era su voz -de hecho el film comienza con la pantalla en negro y la voz de Narciso Ibáñez Menta adueñándose del espacio y creando un clima de terror tan sólo con su timbre vocal- ; realiza la hazaña de hacerse un lugar preponderante dentro de la escena cinematográfica y teatral, asociando sus marcas personales hasta convertirlas en un punto de referencia del género del terror. A diferencia de algunos héroes, muere ya de anciano.

Pero es interesante reflexionar acerca de cómo muere anciano pero de alguna manera olvidado: Mendoza hace hincapié en el hecho de que el Canal 9, que poseía la mayor cantidad de material sobre Ibáñez Menta, borró las cintas para grabar nuevos programas encima. En este sentido, son las nuevas generaciones las que rescatan del olvido a la figura que supo ser “el maestro del terror”.

Gustavo Leonel Mendoza es el encargado, junto con el libro El artesano del miedo (Gillespie y Leandro D’Ambrosio, 2010), que se editó en la misma fecha en que se estrena Nadie inquietó más, de construir o reconstruir la memoria de un personaje de que forma parte de la identidad cultural de nuestro país para toda una generación.