"...la obra marcó una nueva etapa en la vida del niño, tanto en lo profesional como en su propia personalidad. A partir de entonces, su imagen quedaría plasmada en el imaginario del público, como la de un criollo-porteño, [...] pasando a un segundo plano su identidad española. Inclusive, el que se lo mencione “Pibe”, en reemplazo de un nombre propio, enfatiza la importancia de la transformación de aquellos “granuja”, “señorito”, “príncipe”, de las obras anteriores, afirmándolo en una nueva patria. Sería pues, en 1923, la obra de presentación cuando se reinsertase en España, donde le ocurriría algo muy llamativo como veremos en su momento".
(Fragmento del libro -en prensa- Narciso Ibáñez Menta: escencialmente, un hombre de teatro. Vol. 1 De "niño Ibáñez" a "pibe Narcisín" de Graciela Beatriz Restelli)
Saludos
Graciela Beatriz Restelli
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